domingo, 22 de diciembre de 2013

Música y literatura

¿Qué? ¿De qué nos vas a hablar hoy?
De lo uno o de lo otro, porque no es algo que tenga mucho que ver...

Bueno, quizás no estén muy relacionados ni aunque el mismo Cortázar se hubiera empeñado en asociar su tal jazzística escritura a la música de la época de los años veinte. (Como fue un poco la inspiración de este relato experimental En los años 20 para que disfruten .tiene continuación y todo- todos ustedes).

Sin embargo, la cuestión que aquí me atañe viene por la sencilla razón de que no me gusta mezclar artes, cuando estoy oyendo música estoy oyendo música, cuando leo estoy leyendo, cuando veo pelis... bueno, creo que se entiende. Sin embargo, a punto de acabar un relato de Sir Connan Doyle, Arthur para los amigos, sobre el mayor detective privado de todos los tiempos que ha inspirado a tantas generaciones de escritores, me he planteado "Oye, ¿y si tuviera un final con música? ¿No cambiaría todo? Podría ser algo más triste o más alegre, esperanzador o con un desastroso final..." aunque supiera que continuaba la saga.

Y es que la música da ese toque mágico y sentimental, emotivo, que te hace reflexionar inconscientemente sobre el estado de ánimo al que te lleve. Y yo, como músico, no he querido dejar pasar la posible oportunidad de hacer de la literatura un negocio -porqué no- también musical. Al fin y al cabo es el elemento que le falta y que iría más o mejor acompañado que por imágenes aunque pueda ser algo que dependa según los ritmos de lectura de cada uno.

A mi me gusta leer lento, enterarme de todas las cosas y no dejarme ni una frase por entender al completo, si suena más o menos directa o metaliteraria o cualquier cosa que el emisor no hubiera tenido en cuenta, pero una vez incluyes una melodía, una base, o un ritmo musical al final estás llevando al lector por la idea del relato. Podría ser un relato más o menos triste, podría ser algo muy alegre, o por el contrario siniestro... (dependiendo de acordes menores, mayores o disminuidos [dato para músicos entendidos]) pero es algo que realmente ya está determinado intelectualmente por las palabras, el orden y el estilo en el que están, por eso es algo que -como ya podréis haber visto- depende totalmente del artista. Pero que, si no es una lectura demasiado densa y descriptiva, podría sernos útil para acompañar los relatos que siempre hemos querido escuchar no solo a través de los ojos y que nos conectaría en otro plano dimensional mucho más allá de las letras e ideas que estén impresas o en e-book (voy a modernizar mi escritura ya).

Quién sabe, a lo mejor Sherlock Holmes suena algo más clásico y orquestal que una simple balada de violín. Lo que está claro es que sería un mundo nuevo e increíblemente compatible por unificar, y podría generar profesionales que dijeran cómo viene mejor qué música, así que si esto fuera así más le vale a alguno no atreverse a recomendar música electro-latina a alguno de mis relatos.

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