sábado, 10 de diciembre de 2016

Manhattan

¡¿Dónde?! Dónde habrá gente así con la que hablar y discutir intelectualmente sin la preocupación de un filtro protector de asalta opiniones. Y no es que yo sea, ni mucho menos, un experto en el arte, ni si quiera me considero alguien elocuente, simplemente soy alguien que sabe quién es, que conoce sus limitaciones y que actúa por impulsos. Y esta película, prácticamente como cada una de Woody Allen, tiene unos personajes encantadores de los que se aprendería más de la vida que del arte, más de la ironía que del respeto; pero es que son sencilla y llanamente así, y me parece algo muy bello al igual que esta película y lo que les envuelve. Una magia de sinceridad sin necesidad por ocultar sus falacias para hacerse reír, para hacer gracia. Y si ya me gustan este tipo de películas de este gran director, cuando entienda todas las paridas cultas que hace en referencia a artistas de cine, filósofos y demás, estoy seguro de que sabré apreciarlo mucho mejor, ya que si ya guarda algunas paridas entre chorradas, las que guarda de "intelectual" tienen que ser verdaderamente absurdas. Y esa es la magia, el no entender lo que quiere decir alguien, pero querer entenderlo.

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