domingo, 20 de septiembre de 2015

¿Hace una película casera?

¿Qué probabilidades tiene un director que está empezando hoy en día de dar un pelotazo para que otros reciban su trabajo concebido sobremanera y expuesto excelente?
Bien, salvo las cuatro últimas palabras, lo que le queda es concebirlo... ¿y? ¿Y qué?
No hay una industria, no hay gente fuera de tu círculo que te lea o escuche las ideas. Las ponencias que puedas hacer se quedan relegadas a distancia. La mesa redonda de economistas y otros empresarios queda relegado al océano basto que es la red.
Si quedase una industria después de todo esto, lugares, gente de confianza, y no una maraña de aprovechados, timadores y reclusos de internet, podríamos sacar adelante todos los trabajos de esa gente que es capaz de soñar con películas enteras.
Que luego te lleva años, la vida, sacar esas películas, pero si tu deseo es ver una película tuya en pantalla, tenga los efectos especiales que tenga, debería ser posible abrir esa posibilidad hacia alguna parte sin pagar por ello.
En LA hay que pagar, y sin un manager del guionista, poco se puede hacer, pero para eso hay que hacer una política en el sistema amplio para que entre quien quiera y pueda judgar hasta el más pintado (aunque no estemos hablando de pintura) y poder llevar nuestras ideas a buen puerto pasando por varios filtros que nos motiven e impliquen en las ideas que llevar a cabo en orden.
El orden es el mayor problema prioritario. Cronogramas y programación de trabajo hace falta. Y no será lo más prioritario acabar un guion de ficción que uno realista más fácil de realizar.
No sé qué opinan ustedes, pero opinad.

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